De hoy en diez meses —13 de marzo de 2022— serán las elecciones de Congreso que, en esencia, son la verdadera primera vuelta presidencial. Reitero la hipótesis que dejé sentada hace tres meses: Petro será elegido presidente de la República el año entrante. En febrero, al sustentar mi hipótesis, destaqué tres hechos en tres momentos para el éxito de un gobierno de Petro: buen Congreso, buen gabinete y un movimiento político sólido.
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De tres meses a hoy se le han valorizado las acciones a Petro. Esa es la razón por la cual todas las encuestas le dan la más alta favorabilidad, con una distancia enorme de quienes ocupan el segundo, tercer, cuarto y quinto lugares.
Lo que más le ayuda a Petro, es el desprestigio de Duque, que ha crecido de manera exponencial. Cada vez que hace o deja de hacer algo se hunde más. Por ejemplo, en la reforma tributaria: insistió en el proyecto de Carrasquilla, pese a las advertencias y al rechazo de todo el mundo antes de iniciarse el paro del 28 de abril. Luego, ante el levantamiento efervescente del pueblo, se vio obligado a retirarla, quedándose con el pecado y sin el género. Pero ahora se niega a negociar los puntos de un conflicto social y político que viene en ascenso desde 2019. Sigue eludiendo, mintiendo y creyendo que los líderes del Paro y todos los colombianos somos imbéciles.
Los presuntos candidatos, competidores de Petro, aparecen como mendicantes de poder y de reconocimiento y corren a tomarse una foto inocua con el decadente Duque. Solo Petro le dijo al presidente: «Reúnase con quienes están en paro. Yo no me presto para una foto de día mientras se asesina de noche».
Las intervenciones de Petro, en alocuciones y escritos, frente a la actual crisis social, económica y política son sólidas, creíbles y aceptadas, incluso por sus contradictores. Es el caso de la petición de revocatoria de la reforma tributaria de 2019. Hasta la ANDI, ha estado de acuerdo con la petición que Petro le hizo a Duque.
A toda la Nación Colombiana. Al comité de Paro, al soldado, al policía y al manifestante, al presidente Duque.
Segunda alocución sobre la situación nacional. pic.twitter.com/uXWBQuil0l— Gustavo Petro (@petrogustavo) May 4, 2021
Es de suponer que la necesidad de atender los asuntos urgentes de la coyuntura extrema le ha impedido a Petro ocuparse de los temas importantes de corto y mediano plazo. Me refiero al primer momento del que hablé en mi columna de hace tres meses: organizar unas buenas listas para el Congreso de la República. Hoy, el tiempo se evapora y la ciudadanía desconoce cómo serán esas listas.
Con un respaldo de la opinión pública de más del 38% al líder del Pacto Histórico, solo hace falta que los partidos y movimientos políticos y sociales que conforman esa coalición armen una gran lista para el Senado, que represente la diversidad de nuestro país: mujeres, estudiantes, trabajadores, comunidades étnicas y poblacionales. Una lista con esos perfiles y el apoyo decidido de Petro podrá obtener entre 25 y 30 curules. Si las listas para la Cámara son igualmente representativas de las diversidades locales, todos los departamentos tendrán asegurada, al menos una curul, en esa corporación.
Cualquiera que sea el sistema que el Pacto Histórico escoja para conformar sus listas para Senado y Cámara, quienes integran esa coalición no deben dejar para última hora el otorgamiento de avales. Eso genera angustia y, sobre todo, se corre el riesgo de no tener el tiempo suficiente para examinar con rigor los antecedentes de muchos de los interesados en obtener el aval.