
Como si fuera un lector de lluvias y tormentas, esa tarde, en Santa Cruz de los Cerros, el presidente de la república se asomó a los amplios ventanales, mientras los densos hilos de agua acompañados de granizo, impulsados por el viento, golpeaban con fuerza, casi con violencia, el cristal blindado del palacio de gobierno.

La amenaza que más miedo ha causado es la del hombre que estará frente a las tropas militares y policiales, Guillermo Botero: “Hay que organizar la protesta”. Produce temor por muchas circunstancias: lo dijo en el preciso momento en que los defensores de derechos humanos hacían un “velatón” en protesta por los asesinatos de líderes sociales; porque quien lo dice es la persona nominada para el ministerio de Defensa, que por lo visto no será tal, sino el titular de la guerra, y porque Botero quiere, desde ahora, arrebatarle las funciones a la ministra del Interior.