01
Ago 2018
Como si fuera un lector de lluvias y tormentas, esa tarde, en Santa Cruz de los Cerros, el presidente de la república se asomó a los amplios ventanales, mientras los densos hilos de agua acompañados de granizo, impulsados por el viento, golpeaban con fuerza, casi con violencia, el cristal blindado del palacio de gobierno.