Con el ingreso de las tropas norteamericanas a Colombia, el presidente Duque no solo ha quebrantado la Constitución Política (arts. 173-4 y 237-3), sino que ha vuelto a mentirle al país. Para que la Brigada de Asistencia a Fuerzas de Seguridad del Comando Sur de los Estados pudiera ingresar a Colombia se necesitaba la autorización del Senado de la República, y consulta previa del Consejo de Estado. El hecho, que a simple vista constituye una aparente contradicción entre los propósitos de Turmp y lo que dice Duque y su ministro de Defensa, ha generado mucha controversia entre los distintos sectores políticos y sociales del país.

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Trump anunció desde abril de este año la presencia de barcos, aviones, buques de combate, naves marítimas de la Guardia Costera, y por supuesto el envío de un número de soldados entre 60 y 200 unidades a Colombia. Advirtió, además, que era la primera vez que un equipo consultivo de tal naturaleza le brindaba apoyo a su principal aliado en la región. Estas manifestaciones del gobierno estadounidense guardan íntima relación y coherencia con toda una serie de hechos anteriores.

En primer lugar, los temas tratados en las múltiples visitas y llamadas telefónicas que Duque le ha hecho a Trump, en las que, el punto principal de la agenda, es la salida de Nicolás Maduro del gobierno de Venezuela porque, según ellos, se trata de un dictador narcotraficante.

En segundo lugar, el amenazante aviso que John Bolton, Consejero de Seguridad de Estados Unidos, escribió en su cuaderno amarillo rayado, el 29 de enero de 2019: “5.000 soldados para Colombia”.

En tercer lugar, el ultimátum que el presidente Duque le dio a Maduro el primero de febrero de 2019 —“Maduro tiene las horas contadas”, dijo—, y el multitudinario concierto que el mandatario colombiano promovió en Cúcuta el 22 del mismo mes y año, con la llegada a la tarima de honor de Juan Guaidó, apoyado por comandos paramilitares colombianos. Este evento, según el propósito de los organizadores, era el envión final para que el mandatario venezolano abandonara Caracas.

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Mientras todos los hechos anteriores coinciden, ahora Duque y su ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, se desgañitan diciendo, que las tropas norteamericanas no tienen otro propósito que prestarle asesoría y apoyo a Colombia en la lucha contra el narcotráfico. Como argumento de convicción, para la opinión pública, el gobierno colombiano señala que el apoyo y la asesoría están respaldados en tratados suscritos entre los dos países, desde hace muchos años.

Ese sí es un hecho incuestionable, porque para nadie es un secreto que Colombia se halla bajo la órbita del Imperio estadounidense, y este, al igual que todos los imperios, no puede dejar de intervenir política, militar, comercial y culturalmente. La primera misión militar, con vocación de permanencia, llegó a Colombia en 1939. Desde entonces, las misiones han estado ahí.

En septiembre de 1947 se firmó el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca —tiar—, y en diciembre del mismo año fue aprobado por el Congreso de Colombia. Pero este tratado no es, como muchos piensan, para hacer la guerra, sino para todo lo contrario: para condenar formalmente la guerra. De manera expresa dice que los Estados firmantes “se obligan a no recurrir a la amenaza, ni al uso de la fuerza en cualquier forma incompatible con las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas o del presente Tratado” (art. 1º).  

Teniendo en cuenta todos estos antecedentes, es hora de que el presidente Duque le diga la verdad al país, en relación con la presencia de tropas norteamericanas en nuestro territorio. Los hechos indican que, desde antes de tomar posesión, Duque ha liderado en la región un bloque para presionar la salida de Nicolás Maduro del Palacio de Miraflores. Esa conducta y gestiones coinciden con las últimas voces y movidas de Trump, y con la llegada de tropas estadounidenses al territorio colombiano.  Presidente Duque, su jefe —el presidente eterno—, dijo en su momento, que no había invadido Venezuela porque le había hecho falta tiempo. Sea usted coherente, y aunque sea por una vez díganos la verdad: ¿La llegada de la Brigada de Asistencia a Fuerzas de Seguridad del Comando Sur de los Estados a nuestro país es la cuota inicial de los 5.000 soldados que anunció Bolton? ¿Piensa ceder el territorio colombiano a las tropas de Trump para invadir Venezuela, o, la invasión la harán los dos ejércitos?