La normatividad electoral colombiana le exige a quien sea candidato a un cargo de elección popular tener un gerente, un contador y cumplir un término que no exceda de tres meses para hacer actividades proselitistas. La parafernalia política también permite tener un tesorero, un jefe de campaña o de debate, un jefe de prensa, un jefe de seguridad y unos estafetas.
Duque va a cumplir cuatro años en plena campaña a favor de su sucesor y en contra de su opositor, el senador Gustavo Petro. En los últimos meses ha ejercido, de manera descarada, las funciones de gerente, tesorero-contador y jefe campaña de alias Fico.
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El presidente Duque, es el acucioso gerente, que desde la sede general de campaña, ubicada en la Casa de Nariño, coordina todas las demás funciones y celebra los grandes encuentros con quienes apoyan a su candidato.
Duque es el tesorero-contador, que gira a manos llenas, a diestra y siniestra las partidas presupuestales directamente a los votantes. En el desempeño de las tareas de la distribución del dinero no descuida el más mínimo detalle, todo lo hace con la genialidad del artesano, con la precisión del relojero manual y con la suficiente anticipación. Borró de un plumazo la ley de garantías que prohibía la contratación con el Estado en el período electoral, pues como contador-tesorero de alias Fico, no podía quedar con las manos atadas, para comprar los votos, al por mayor y al detal. Ordenó que el día sin IVA se lleve a cabo 48 horas antes de la segunda vuelta presidencial.
En su condición de jefe de prensa de la campaña de alias Fico, Duque convoca ruedas de prensa, en la sede de la gerencia general, es decir en la Casa de Nariño, en la asamblea de gremios, en la cumbre de gobernadores y alcaldes, en la inauguración de una obra o en algún viaje internacional. En esta función, tiene agenda abierta.
Sin embargo, la que con sobrada eficiencia desempeña Duque, es la función de jefe de debate o director general de la campaña. Representa al candidato, hace los oficios limpios y sucios, legales e ilegales, da las peleas a favor de Fico y ataca a Petro. A este, sin decir su nombre, lo trata de criminal, ratero y populista. En esa tarea proselitista le ayudan a Duque todos sus ministros, directores de departamentos administrativos, superintendentes, jefes de órganos de control y el fiscal general de la Nación.
El presidente Duque, en su condición jefe de debate, en los últimos días, se ha hecho romper el brazo por alias Fico, mientras ataca con rabia y odio a Petro. Tiene una agenda milimétrica, en la mañana, en la tarde, en la noche, al mediodía y al amanecer. En la Casa de Nariño, en el Putumayo o en las Naciones Unidas, trata de criminal, ladrón y populista a Petro. Basta que el candidato del Pacto Histórico mencione un tema de su programa de gobierno —hidrocarburos, pensiones, Icetex—, para que Duque salte a la palestra y con palabras altisonantes, como una fiera herida, quiera devorarlo.
El 4 de marzo de 2022 en Rionegro, Antioquia, dijo: «La democracia no está a salvo. Está siendo asechada por el populismo y la polarización […] El populismo dice que con una emergencia se soluciona el hambre y que mañana se va a quitar el petróleo, que es la principal fuente de regalías». Luego de ese ataque directo a Petro, vino la retahíla de las cuatro palabras, que repite su candidato, alias Fico: «El hambre se soluciona con emprendimiento, con oportunidades y no arrebatándoles la libertades a las naciones».
El 1 de abril, en la cumbre de gobernadores, Duque dijo: «Cuando alguien dice que va a acabar con el sector de hidrocarburos yo me pregunto ¿en los departamentos de ustedes qué pasa?, ¿se van los taladros?, ¿se va la producción?, ¿se van las regalías?, ¿se van los petróleos? […] Romper esos ejes es afectar la democracia». Allí mismo pronunció una frase amenazante: «A mí me quedan cuatro meses, señores, y hemos defendido lo que hemos creído».
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El 4 de abril, después de una reunión con los dueños de los fondos de pensiones, el jefe de la campaña de alias Fico, dijo: «Cualquier precedente, cualquier situación que busque expropiar los recursos de ahorro de las personas en los fondos de pensión tiene que ser rechazado, de manera clara y contundente, porque echarle mano a los recursos de ahorro de las personas para nacionalizar y para convertirlo en dinero de bolsillo del gobierno es un robo, un atraco».
Con ese proceder, Duque, sus ministros y altos funcionarios del Estado prevarican. El primero, porque viola el artículo 188 de la Constitución, que obliga al presidente de la República a ser el símbolo de la unidad nacional. Los demás, quebrantan el artículo 127 de la ley superior y el Código Único Disciplinario, al intervenir en política. Por ello, conviene que los abogados del Pacto Histórico formulen las respectivas denuncias penales.