Ganar en primera vuelta pasó de ser un propósito del Pacto Histórico a una metáfora, y, de esta, a una paranoia de los tres grandes simuladores de la política actual: Uribe-Duque-alias Fico.
El desequilibrio mental los ha llevado a violar la Constitución con toda suerte de locuras: la supresión de la ley de garantías, el asesinato de líderes sociales, la campaña descarada de Duque a favor de alias Fico, el ataque del comandante general del ejército a Petro, la suspensión del alcalde de Medellín, Daniel Quintero, por la procuradora Margarita Cabello, la loca idea de que hay países que favorecen la campaña del Pacto Histórico. Pero el colmo del cinismo paranoico es decir que Petro se va a robar las elecciones, cuando todo el aparato electoral es de ellos.
En las horas más difíciles vividas por Petro en esta larga y sucia campaña en su contra, se percibe una resignación estoica en la cúpula del Pacto Histórico, que admite que su líder estará a punto en la primera vuelta, pero que no logrará la mitad más uno de los votos. El propio Petro le dijo a Semana: «Yo soy como Santo Tomás», y, a El Espectador: «No estoy obsesionado por ganar en primera vuelta».
La resignación es el estado emocional que prepara a Petro y a sus cuadros más próximos para resistir el calvario de las tres semanas adicionales. Pero están seguros de que, agotados esos días, vendrá la victoria que cuatro generaciones de progresistas han esperado durante nueve décadas —de 1936 a hoy—.
Pese a ese estoicismo espartano en la cúpula del Pacto Histórico, hay hechos objetivos que permiten señalar que Petro tiene la posibilidad cierta para que la metáfora de los más optimistas de sus seguidores se cumpla: ganar en primera vuelta.
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La política en la acción —e inclusive en la teoría— es comunicación, por excelencia. La comunicación es, pues, el sistema nervioso del accionar político: es lo que conecta al líder con las masas. La comunicación entre el hombre y la mujer de acción política y los diversos sectores de la sociedad desempeña el papel que cumple el sistema nervioso entre el cerebro y las diversas partes del cuerpo humano. Petro y Francia tienen esa virtud electrizante que emociona y fascina a las multitudes en las plazas públicas, en las entrevistas, en el diálogo y en las redes.
Como consecuencia de esa facilidad de comunicación con la gente, se han dado cambios emocionales, que se ven reflejados en varias realidades: en la conexión de Petro-Francia con el sujeto político del estallido social, en las encuestas, en la percepción que el pueblo raso tiene en los territorios y en la actitud de los gremios económicos.
Las diversas encuestas, de noviembre de 2021 a mayo de 2022, ubican a Petro entre un 37,9 y un 44,6 por ciento de intención de voto. Y, aunque en la gráfica del Pacto Histórico aparezca Francia Márquez, no se ha tenido en cuenta que ella, en un mes de campaña y con un préstamo de cien millones de pesos, logró la tercera votación más alta de las tres consultas de marzo. Esa votación es distinta a la Petro, y bien puede triplicarse o cuadruplicarse en la primera vuelta.
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Lo más importante de este proceso electoral, es el cambio de mentalidad de la gente. Hasta el campesinado, con su bajo grado de escolaridad, ha entendido todos los abusos de poder y los métodos de entrampamiento que ha utilizado todo el aparato estatal contra Petro. Esa percepción de la gente del común, también la tienen los estratos 4, 5 y 6, y todos los gremios económicos nacionales, norteamericanos y europeos. Y, pese a todas las maniobras de Uribe-Duque-Fico, ya no ven en Petro a un demonio y se sientan a dialogar con él, y hasta ponderan su solvencia intelectual y su generosidad con el tiempo para escucharlos. Ni siquiera el banquero más rico del país, Luis Carlos Sarmiento Angulo, tiene escrúpulos ideológicos para intercambiar visiones de la economía y del sistema financiero con Petro.
Esos hechos objetivos, permiten concluir que la dupla Petro-Francia ganará en la primera vuelta. Si así ocurre, habrá que decir que la virtud que tienen para comunicar y llenar las plazas derrotó las maquinarias. Si no gana en la primera vuelta, es preciso hacer dos investigaciones. La primera, socio-antropológica para saber ¿qué pasó con el estallido social y las plazas llenas? Y, la segunda, jurídico-probatoria, para saber cómo le robaron las elecciones. A Rojas Pinilla se las arrebataron de las manos el día —o la noche— en que Petro cumplió diez años.