Durante toda su historia Colombia sólo ha tenido una opción de gobierno: la impuesta por las élites criollas, que desde el primer momento lucharon a muerte, no por la libertad de su pueblo, sino por sus intereses personales. Sus herederos, legítimos o bastardos, han seguido esa línea de conducta: es el orden existente.
A quienes más debo una explicación de mi bajo desempeño en las urnas es a los jóvenes, que sin más incentivo que el de la ilusión en una sociedad más justa, incluyente e igualitaria sacrificaron muchas horas de descanso y pasatiempo, por acompañarme a pensar, sugerir ideas, mover las redes y hacer trabajo de campo.
En un plan de emergencia para estos 60 días de campaña, Gustavo Petro debe hacer una proclama, llamando a todos los ciudadanos que simpaticen con su Campaña, a que se reúnan en asamblea y constituyan comités de Colombia Humana, en cada capital de departamento, municipio, corregimiento o vereda. Que no esperen a que llegue de Bogotá un directivo de Colombia Humana a darles la bendición, sino que de manera oficiosa cada cual asuma su responsabilidad.
En agosto de 2016 publiqué Carta sin sobre a los Inconformes de Colombia, cuyos destinatarios nominados eran los veinte presidenciables de izquierda para 2018 y los cuatrienios siguientes. La lista la encabezaba Clara López, por múltiples razones que después desarrollé y expliqué en otras cartas y artículos.
En materia de educación, de formación, de modelación, la escuela no es sino una etapa, un sistema de complementación y apoyo de cuanto el niño trae del hogar. Ahora, en lo que respecta a instrucción, información, datos y conocimientos, la escuela es definitiva, por no decir que es la única fuente que, de manera sistemática, tienen el niño y el joven a su alcance.